2 de Julio [de 1992]*
Ahora que he terminado la novela (¿terminado?; no sé hasta qué punto tendré que corregirla) la echo de menos. Me gustaría releerla y releerla, amorosamente, retocando un adjetivo aquí, quitando allá un párrafo que sobra y que afea la página, matizando una sensación, reemplazando una frase algo prolija por otra más despojada y contundente, redondeando una metáfora, igual que en las plantas arranco las flores marchitas y las hojas mustias, riego, abono, y me hace feliz ver una planta sana, rutilante de verde, y con botones que presagian flores.
*Laura Freixas. Una vida subterránea. Diario1991-1994. Madrid: Errata naturae editores, 2013. p.62