[Cuaderno 58]
Santiago, 5 de junio de 1987
Me pregunto si todos los escritores son tan locos como yo. Tan maniáticos. ¿O tan mágicos? En la vida normal soy la persona menos maniática del mundo, con mi ropa, con mis pertenencias, con las horas, con la comida, etc. Pero cuando se trata de escribir, todo cambia. Las cosas tienen que ser de cierta manera, de cierta manera que me produzca placer: estos cuadernos, por ejemplo, tienen que ser -han llegado a tener que ser- de cierta forma, los encabezamientos con cierto orden, la escritura con bolígrafo BIC de tinta negra y punta fina, la letra chica, y en las copias en limpio a máquina, las hojas tienen que ser del papel más pesado que encuentre, los márgenes así, los encabezamientos asá. Si no, no puedo seguir. Odio los borrones, las correcciones. Qué raro. Me produce tanto placer esta tinta y estos bolígrafos con que escribo, las carpetas que uso, etc.
* José Donoso. Diarios tempranos. Donoso in progress, 1950-1965. p. 47