1948
29/7/48
…Y ¿qué es ser joven en años y de repente ser despertada a la angustia, al apremio de la vida?
Es ser alcanzada un día por las reverberaciones de los que no nos siguen, salir a trompicones de la selva y caer a un abismo:
Es entonces estar ciega a los defectos de los rebeldes, añorar con pena, cabalmente, todos los opuestos de la existencia infantil. Es la impetuosidad, el entusiasmo desenfrenado, inmerso de inmediato en un torrente de desprecio propio. Es la cruel toma de conciencia de la propia presunción…
Es la humillación con cada desliz de la lengua, las noches insomnes ensayando la conversación del día siguiente, y atormentarse con la del día anterior… una cabeza inclinada entre las propia manos… es «dios santo, dios santo»… (en minúscula, por supuesto, porque no hay dios).
Es el abandono de los sentimientos hacia la familia y todos los ídolos de la infancia… Es la mentira… y el resentimiento y, después, el odio…
Es la aparición del cinismo, el sondeo de todo pensamiento, palabra y acción («Ah, ser cabal, totalmente sincera!») Es el cuestionamiento amargo e implacable de los motivos…
Es descubrir que el catalizador…
*Susan Sontag. Renacida. Diarios tempranos, 1947-1964. Buenos Aires: Mondadori, 2011