1914
31 de marzo. Una mañana espléndida, pero como sé que tengo que ir a cambiar el cheque y pagar las cuentas, no puedo hacer nada y me siento desgraciada. La vida es un asunto odioso, no se puede negar. Cuando G. y J. estaban hablando en el parque del bienestar físico y de cómo aún podían desear las «fiestas», casi gimo. Y estoy segura de que J. podría derivar mucho placer de la sociabilidad placentera. Yo no. He terminado con eso y ya ni puedo enfrentarlo. Preferiría mucho más apoyarme ociosamente en el puente y observar las lanchas y la gente libre y desconocida y sentir cómo sopla el viento. No, odio la sociedad. La idea de la obra me parece una necedad total hoy.
* Katherine Mansfield. Diario. Buenos Aires: Editorial Losada, 2015. p.26