Finales de los Cuarenta y Cincuenta
A medida que me acerco a los cuarenta sin haber conseguido ninguno de los objetivos que me había propuesto, sin haber alcanzado la profunda creatividad —por la que me he esforzado durante años—, siento que adopto una posición menor, oscura, mediocre, que no es mi destino pero sí culpa mía, como si en algún momento me hubiera faltado el ingenio y el valor para ajustarme de modo competente a las formas que tenía a mano. Pienso en Leander y los demás. No es que sean historias de fracasos; esto no me asusta. Es que son crónicas aburridas; carecen de importancia; es que Leander, que pasea por el jardín en el crepúsculo, agitado por una pasión violenta, no importa a nadie. Trae sin cuidado. Trae sin cuidado…*
* John Cheever. Diarios. Barcelona: Penguin Random House, 2018. p.45