Leo diarios de escritores desde el primer año de universidad.
Ciertamente, ya traía encima lecturas similares, como El pez en el agua de Vargas Llosa, o las famosas Cartas a un joven novelista, o los cientos de entrevistas a escritores que devoré durante el último año de secundaria. Pero la lectura de un diario, de ese primer diario sobre todo, fue distinta. Se estableció de inmediato una conexión inexplicable de cercanía, de proximidad con el autor, un amigo. De hecho, como suele suceder en el Perú, yo también empecé con La tentación del fracaso, el diario personal de Julio Ramón Ribeyro.
Desde entonces, una vez descubiertos, no he parado de leerlos hasta conocer a los clásicos del género y cada vez más a otros autores, igual de potentes, aunque menos conocidos. ¿Por qué me interesan? ¿Qué encuentro en ellos? A ciencia cierta, no estoy muy seguro. Muy joven, en plena inconsciencia, siguiendo cierta intuición, decidí ser escritor. Sigo en ello. Yo nací en Piura, en 1987, y a los dieciséis años viajé a Lima a estudiar Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Llevaba conmigo algunas historias y ciertas notas aún sin forma.
En el camino, ayudado por diversas lecturas, aquellas historias se convirtieron en mis primeros cuentos. En 2014 publiqué seis de ellos bajo el título La vida inevitable. En 2021, publiqué la novela Morir en mi ley. Ninguna escritura, sin embargo, ha sobrevivido tanto a los años como esas notas “sin forma”, que poco a poco, estimulado por mis diaristas favoritos, se convirtieron en mi propio diario personal. Quizá esa es clave con los diarios: nos devuelven a la escritura, nos animan a continuar, pese a las dudas. Resulta liberador leer sobre las penurias y alegrías de otros y otras que estuvieron antes que uno transitando el mismo camino.
Desde que terminé la carrera, he trabajado como profesor de colegio, como encargado de biblioteca y ahora mismo soy profesor universitario. Me dedico también a la investigación académica. Hace unos años, culminé una maestría en Escritura Creativa, también en San Marcos. Tal vez desde esa época, en que descubrí testimonios de otros escritores, pensé abrir alguna vez una página para compartir con otros estas lecturas, facilitar noticias y títulos sobre este tipo de escritura. Esta página es el fruto de esa idea.